Las Conferencias Iberoamericanas de Educación desde hace más de una década se han preocupado por diversos aspectos que comprometen la estabilidad y calidad de la Educación en Latinoamérica, España y Portugal, tales como son el hambre, la desigualdad social, la escases de recursos tanto humanos como económicos, sólo por mencionar algunos.
Uno de los temas que es crucial para las mejoras en el ámbito educativo es el nivel de profesionales en docencia que cubren, o tratan de cubrir las necesidades de la región; de este tema, me referiré a la realidad que se vive en Colombia.
Décadas atrás, la docencia no estaba definida como una carrera profesional y el empirismo, junto con el deseo de compartir los saberes a los demás, era lo que inundaba a las aulas de clase, claro está, a las pocas aulas que existían en la época, pues era un “lujo” sólo para gente pudiente.
Esta situación fue cambiando a medida que pasaban los años y ya era la docencia la que lideraba los escalafones de las carreras universitarias. Ser profesor era un título que además de darle nombre a quien lo poseía, generaba un gran respeto entre quienes lo rodeaban, llegando a ser la voz del maestro una voz líder a la cual la sociedad respaldaba.
Tristemente esa visión ha cambiado en la actualidad. Antes, para ejercer la docencia se requería ser profesional en la materia, pero ahora, por diversos factores, nuestra profesión de ha “desvalorizado”. Ya los pequeños no miran a sus “profes” como alguien que inspira carácter y saber, sino que es una persona que ayuda a dirigir unos procesos formativos; la nueva tendencia para definir al docente es “orientador del curso o tutor”. Atrás se quedó el respeto y el temor (no me refiero a miedo) que se le tenía al maestro…ahora los estudiantes son los que con su comportamiento manipulan cómo se va a enseñar, y a veces intimidan a esa persona que intenta compartir sus conocimientos.
La contratación docente también se ha visto afectada. La situación económica por la que viene pasando nuestro país ha sido una limitante para los profesionales de todas las áreas; esto ha generado que los graduados en áreas diferentes a la docencia se lancen a la consecución de un empleo, implicando esto que sean tenidos en cuenta en procesos de contratación de maestros, y restringiendo el acceso de quienes si realmente se preparan para trabajar en el área.
Uno de los objetivos de la Conferencia en Argentina en el año de 1995 fue incentivar el fortalecimiento de la formación docente. Colombia en la actualidad posee una disminución considerable en el ejercicio de la profesionalización docente, ya que otras carreras como ingenierías, arquitectura, medicina entre otras han ganado espacio a lo que antes era ocupado por la pedagogía. Algunos de los motivos que generaron este cambio drástico fueron, sólo por mencionar algunos, la implementación de nuevas leyes que recortarían los incentivos, tanto a nivel salarial como intelectual, poco apoyo a las nuevas propuestas científicas, falta de inversión al sector educativo, etc. Lo anterior entonces contradice uno de los objetivos propuestos en el 95.
Otro tema preocupante es la cantidad de niños que en el momento no tienen acceso a la educación y que presentan problemas de nutrición, limitantes al acceso a salud entre otros.
Para poner un frente a este tema, la Alcaldía de Medellín ha implementado el PROGRAMA DE BUEN COMIENZO, en el cual ha construido alianzas con diferentes establecimientos para ayudar a los pequeños entre 0 a 6 años.
Es una buena iniciativa que plantea la Alcaldía, pero es necesario se amplíe la cobertura tanto en edades como en lugares. No sólo nuestro país lo necesita… Latinoamérica también.
Comparto algunos videos de la XVIII Cumbre Iberoamericana en El Salvador, donde importantes y reconocidas figuras del mundo del espectáculo describen la situación actual, y piden a los diferentes mandatarios que los objetivos propuestos no se queden en el papel. Es un valioso aporte por parte de ellos, pero ¡FALTA MAS!
Qué buen material conseguiste, gracias por la profundización
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